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Emilio: el último productor de arroz de Basavilbaso

El cultivo de arroz en Argentina es de gran importancia por dos principales motivos: tiene un fuerte consumo interno, y a nivel mundial su demanda crece exponencialmente. Se producen 1,6 millones de toneladas anuales, de las cuales 900.000 se destinan al consumo interno y 240.000 se exportan. ¿Cuáles son los principales destinos? En primer lugar Brasil con más del 40%, le siguen Chile, Irán, España, Haití, Cuba y Senegal. Se exporta el 55% del arroz como semiblanqueado, cerca del 30% en arroz descascarillado y un 12% en arroz partido, el resto en arroz con cáscara y arroz para la siembra.

Las principales provincias productoras del país son Corrientes y Entre Ríos con el 50 y el 32% respectivamente. En total se producen 235.000 hectáreas a nivel nacional, de las cuales Entre Ríos produce hoy 48.454 ha (declaradas). En las últimas campañas se ha reflejado una fuerte caída en cantidad de productores en nuestra provincia, sin embargo Emilio Puch, cooperativista desde sus inicios, forma parte de esa producción desde 1995, año en que se decidió a apostar por la arrocera.

Oriundo de Colonia del Sauce, Emilio llegó a Basavilbaso a sus 7 años. Aquí, instalado junto a su familia, terminó la escuela y se incorporó a la actividad agropecuaria que ya venían realizando. Setenta años después sigue trabajando en el campo, a la vera de la Ruta 39: además de arroz, se dedica a la ganadería y a la agricultura (porque “no hay que poner todos los huevos en la misma canasta”). Y aunque actualmente Basavilbaso y alrededores no constituyen una zona de importancia en la producción arrocera, Emilio sigue apostando a este cereal.

Los comienzos…

Arrancamos arroz porque se había sembrado maíz en el campo propio y habíamos arrendado 20 ha para arroz a otro productor. Ese año fue un año malo para el maíz, sin embargo el otro productor con solo 20 ha de arroz, le fue mucho mejor que a nosotros, contó Emilio, a la vez que se reía de lo sucedido. Así fue que junto a su hijo, evaluando tal situación, se decidió por el arroz, comenzando en el año 1995 hasta la actualidad. Otro factor que los orilló hacia esta producción fue la caída del lino, que nunca se pudo recuperar habiendo sido Entre Ríos el principal productor.

Me senté a charlar con Emilio y su hija Nelly una calurosa mañana, donde acudiendo a su memoria, me respondieron cada pregunta realizada. Empecé preguntando, por qué a pesar de que ya casi no quedan productores en la zona, y él es el único que queda en Basavilbaso, sigue produciendo arroz. Me respondió muy decidido: porque es una cosecha segura, lo maneja uno a través del agua, no depende de las condiciones climáticas, salvo la piedra, que es lo único que lo puede perjudicar. Con el arroz siempre se saca cosecha, afirmó.

Adhirió a mi pregunta, que el arroz es muy caro para producir pero que una vez que se está instalado con pozos propios y campo propio, es una cosecha segura y además se puede aprovechar muy bien para combinar con otras actividades.

Comenzó inicialmente con pozo arrendado a la familia Portillo, del campo vecino, hasta que pudo instalar sus propios pozos. Al principio eran tres pozos de gas oil, lo cual era muy costoso, pero a pocos años de haber comenzado a sembrar, dos de los tres pozos pasaron a ser eléctricos, lo que mejoró la producción no solo por el buen funcionamiento y menor manutención sino que disminuyó los altos costos de producir. Cada uno de sus pozos alcanza para trabajar 80 hectáreas y se van rotando, en total ha llegado a producir 200 ha de arroz.

¿Cómo es la producción de arroz? ¿ha cambiado en algo durante estos 30 años?

Emilio nos cuenta que el arroz se siembra principalmente en octubre, luego lleva 90 días de riego y se cosecha en marzo/abril. Dicha cosecha se realiza con la misma cosechadora de otros cultivos pero con distinta plataforma, con pala y en doble tracción.

Las variedades que utiliza son Gurí INTA y Memby Porá. En algún momento sembró también arroz Doble Carolina, pero por la dificultad para la cosecha (ya que es muy alto), este último fue descartado.

Aclara que ningún proceso se terceriza, todo lo realizan ellos en su empresa familiar, a excepción de la fumigación. Esta nueva tarea se realiza con drone, donde se ataca principalmente al capín, que es una de las principales malezas de arroz actualmente. Es una tecnología nueva, ya que antes cuando se necesitaba fumigar se hacía antes del riego o había que secar el cultivo, ahora ya no es necesario.

También cuenta que ha cambiado la forma de proceder en la siembra con respecto a la taipa: antes se sembraba primero y después se taipiaba. Ahora se taipea antes, para que se afirme y luego se siembra sobre la taipa, lo cual facilita mucho porque si se viene la lluvia y ya está taipiado, la taipa no se rompe porque está bien afirmada. Cambió también la forma de taipear, ya que antes se taipiaba a caballo y no existían los láser para nivelar como ahora.

Con estos nuevos aportes a la producción y los cambios realizados, Emilio ha obtenido un rendimiento promedio de 7000 Kg/Ha, con un máximo de 9000 Kg/Ha durante todos estos años. Cuenta que comenzaron con apenas 40 Ha. de campo, pero gracias a todos estos años de cosecha, ha incrementado en gran cantidad su superficie, lo que le permite hoy en día continuar con su trabajo.

¿Cómo es la relación entre el arroz y las otras producciones que realiza?

El arroz hace un gran aporte a las otras producciones que lleva adelante la familia Puch. Se aprovecha el rastrojo para la ganadería, donde por medio de la rotación la hacienda ingresa al campo a comer y también se hacen rollos para atravesar el invierno y los períodos de sequía. Otro recurso utilizado de la arrocera es el cauce de agua, ya que cuando se han roto los bebederos, los animales cuentan con ese suministro de agua fresca.

Por otro lado Emilio agrega que cuando se hace rotación con soja, los rendimientos de la leguminosa mejoran notablemente, ya que el rastrojo del arroz funciona como abono para la tierra y mantiene la humedad del suelo. En conclusión, utilizando la herramienta de la rotación, el arroz aporta muchos beneficios a la producción agropecuaria.

¿Qué función cumplen las cooperativas en su trabajo?

Para Emilio, las cooperativas siempre han sido de gran importancia para el desenvolvimiento de sus negocios agropecuarios. Por un lado la hacienda siempre se entregó en nuestra cooperativa ganadera, mientras que el arroz siempre se entregó en la Cooperativa Agrícola Lucienville Ltda. Dicha cooperativa ha funcionado como una herramienta de apoyo y financiamiento para los insumos de producción, a cambio de entregar el cereal allí. En la actualidad, la cooperativa vecina ya no recibe arroz, por lo tanto tuvo que dirigir su producción primero hacía Villaguay y luego desde 2015, a la cooperativa arrocera de San Salvador, reconocido este departamento como “la capital nacional del arroz”.

¿Qué ha ocurrido con las arroceras en el departamento Uruguay?

Muchos productores y representantes del sector sostienen que la disminución en cantidad de productores y hasta casi la desaparición en algunas zonas de Entre Ríos, se debió a los altos costos de producir, desde los insumos hasta los arrendamientos. También la falta de estímulos hacía los pequeños y medianos productores, sobre todo en aquellos momentos en que se cerraban las exportaciones y el precio del arroz se desplomaba, con mayor incidencia en quienes no producían con factores de producción propios.

Pero la realidad es que también se ha disminuido la siembra de arroz en las zonas tradicionales de Entre Ríos, caracterizadas por parcelas chicas (60 hectáreas) con riego de pozo, y se ha extendido la producción hacia el norte de la provincia, áreas tradicionalmente ganaderas con explotaciones de mayor tamaño que han incorporado la rotación arroz/ganadería, con riego por represa o bombeo de aguas superficiales. En el mismo sentido, se produce un desplazamiento hacia la provincia de Corrientes. Entre 2010 y 2016, el cultivo correntino se incrementó 56% mientras que el entrerriano retrocedió 14% (https://agrizon.com/en/collections/cultivo-arroz).

Pero gracias a la forma de trabajar, el contar con recursos propios, al apoyo cooperativista y de su familia, Emilio pudo seguir adelante, y llegar a hoy con 84 años, a ser el último productor de arroz de Basavilbaso.

Por Florencia Dutruel

Emilio Puch
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